martes, 26 de agosto de 2014

Vuelta a la nueva vieja vida

"Retornada" y residente ahora en Madrid, tengo ahora la oportunidad de analizar las cosas desde el otro lado de la barrera. Las diferencias son las mismas pero la perspectiva desde la que se observa puede cambiarlo todo.


Así que he cambiado el codillo por las croquetas de jamón y la Weissbier por el vermouth de los domingos y me he acostumbrado de nuevo a los decibelios españoles, aunque sigo echando de menos toparme a menudo con los Alpes y el espíritu ciclista de Múnich.


Cualquiera que haya vivido fuera llega a sentirse parte de este lugar y quizás se hace más crítico con su lugar de origen, pero en en esencia, nunca olvida sus raíces.







1 comentario:

Unknown dijo...

Es verdad, después de vivir en un país extranjero, de aprender el idioma entender la cultura, adaptarte a las cosas nuevas y otras no tan buenas te haces parte de ese lugar. Amo México pero Alemania es mi segunda patria.
Saluditos Ali
Rosaura